En una jornada cargada de tensión política, los bloques opositores del Congreso nacional consiguieron reunir el quórum necesario para iniciar una sesión especial que busca tratar un conjunto de proyectos sensibles para el gobierno. La convocatoria, que incomodó visiblemente al oficialismo, refleja el creciente nivel de confrontación legislativa y la fragmentación del escenario parlamentario.
Con la asistencia de más de 130 legisladores en la cámara, el bloque opositor inició la sesión para debatir propuestas que incluyen desde mejoras en las pensiones hasta el reestablecimiento de fondos reducidos a las provincias, incluyendo también iniciativas para asegurar los recursos de universidades públicas y programas sociales. Estas propuestas, a pesar de su variedad temática, comparten el objetivo de reaccionar ante medidas recientes del Poder Ejecutivo que han provocado un rechazo significativo en varios sectores políticos.
Desde temprano en la mañana, los principales grupos opositores —que abarcan sectores del peronismo no vinculados, socialdemócratas, provinciales y de izquierda— colaboraron para garantizar la presencia de sus legisladores, entendiendo que el logro de la sesión dependía de superar el umbral de los 129 asistentes. Esta táctica finalmente fue exitosa, sorprendiendo a algunos líderes del oficialismo que no anticipaban que la oposición alcanzara el número requerido.
El oficialismo, por su parte, decidió no bajar al recinto, una señal clara de desacuerdo con la agenda planteada por la oposición. Algunos voceros del bloque gobernante calificaron la sesión como “improcedente” y advirtieron que los proyectos impulsados podrían tener un impacto fiscal negativo para las cuentas públicas. Sin embargo, la ausencia de los diputados oficialistas no impidió que se desarrollara el debate, gracias al número alcanzado por la oposición.
En el programa de discusión, uno de los puntos centrales fue restaurar la fórmula previa para la movilidad jubilatoria, buscando que las pensiones no sigan disminuyendo en valor real ante la inflación. Además, se trató la urgencia de aumentar los fondos para las universidades públicas, en un contexto de grave crisis financiera que impacta a muchas instituciones educativas.
Un aspecto crucial fue la exigencia de regresar los fondos coparticipables a las provincias, una solicitud promovida principalmente por los gobernadores que han acusado una acumulación de recursos en el gobierno central, perjudicando al federalismo. Este asunto, con un alto impacto político, ha generado tensiones en la relación entre el Ejecutivo nacional y diversos líderes provinciales, quienes solicitan una distribución más justa.
El avance de la sesión mostró la habilidad de la oposición para coordinar y establecer el temario del parlamento, llevando al debate asuntos que el oficialismo ha preferido eludir. Además, reveló la insatisfacción presente en numerosos sectores del legislativo debido a la dirección de ciertas políticas nacionales, especialmente las que han resultado en reducciones en áreas sociales delicadas.
Si bien el futuro de los proyectos aún es incierto —dado que varios de ellos podrían ser objetados por el Poder Ejecutivo o frenados en el Senado—, el hecho de haber logrado quórum y avanzar con la discusión representa un golpe simbólico para el oficialismo, que hasta ahora había logrado contener este tipo de iniciativas en comisiones o mediante acuerdos puntuales.
La jornada legislativa marcó un punto de inflexión en la dinámica parlamentaria, con una oposición decidida a ejercer un rol activo y desafiante, en un contexto político atravesado por la crisis económica, la caída del poder adquisitivo y la creciente tensión social. Los próximos días serán claves para medir hasta qué punto esta nueva correlación de fuerzas en el Congreso logra traducirse en decisiones concretas que modifiquen el rumbo de la política nacional.