El proyecto de ley, conocido como Ley Laken Riley, actualmente bajo consideración en el Congreso de los Estados Unidos, busca otorgar a los estados más poder para intervenir en la aplicación de las leyes de inmigración, incluso permitiendo que los fiscales generales estatales y los jueces federales desempeñen un papel más activo. para decidir detenciones y deportaciones. La iniciativa respaldada por los republicanos ya pasó por la Cámara de Representantes y avanza en el Senado con apoyo bipartidista, aunque necesitará el apoyo de al menos siete senadores demócratas para su aprobación final.
La legislación toma su nombre de Laken Riley, una joven estudiante universitaria que fue violada y asesinada por un inmigrante indocumentado que fue arrestado y liberado varias veces. El trágico caso no sólo se convirtió en un símbolo durante la campaña presidencial de Donald Trump y otros candidatos republicanos, sino que también fue central para la justificación del endurecimiento de las políticas migratorias propuestas en esta ley.
Poder extendido a los estados
Una de las disposiciones más importantes de la Ley Laken Riley es la capacidad de los estados de demandar al gobierno federal en los casos en que crean que las leyes de inmigración no se están aplicando adecuadamente. Actualmente, los precedentes de la Corte Suprema han limitado estas acciones legales, pero el proyecto de ley busca cambiar esa jurisprudencia al permitir que estados como Texas interfieran con las decisiones del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) relacionadas con la liberación de inmigrantes detenidos.
«Los estados necesitan herramientas para lidiar con un presidente que decide no hacer cumplir las leyes de inmigración», dijo Jessica Vaughan, directora de estudios de políticas del Centro de Estudios de Inmigración, un grupo que aboga por políticas de inmigración más estrictas.
Según la ley, los fiscales generales estatales podrían solicitar órdenes de tribunales federales para obligar al gobierno a detener a inmigrantes acusados de ciertos delitos, o incluso restringir visas a ciudadanos de países que se nieguen a aceptar la repatriación de sus ciudadanos. Por ejemplo, el fiscal general de Texas podría solicitar la suspensión de visas de trabajo para trabajadores de China o la prohibición del turismo de negocios de la India si esos países no cooperan para devolver a sus ciudadanos deportados.
Pero esa expansión sólo funcionaría de una manera: los estados podrían demandar al gobierno federal para liberar a un inmigrante, pero no tendrían el poder de impugnar las detenciones que consideren ilegales.
Cambios en los motivos de la detención obligatoria
Otro aspecto controvertido de la Ley Laken Riley es la ampliación de los delitos que justificarían la detención obligatoria de inmigrantes. Actualmente, estas medidas se utilizan mayoritariamente en casos de delitos graves o violentos, pero el proyecto también incluiría delitos menores como hurto o hurto.
Los críticos advierten que la medida podría desviar recursos del arresto de inmigrantes involucrados en crímenes violentos, sobrecargando un sistema que ya tiene capacidad y presupuesto limitados.
«Este tipo de disposiciones pueden abrumar al sistema y desviar la atención de casos realmente de alta prioridad, como los delincuentes peligrosos», dijo Aaron Reichlin-Melnick, analista del Consejo Estadounidense de Inmigración, en una conferencia telefónica con periodistas.
Contexto y base jurídica
El proyecto de ley tiene como objetivo responder a la frustración republicana con la implementación de leyes de inmigración por parte de Joe Biden y administraciones anteriores. en 2023 La Corte Suprema ha dictaminado que Texas y Luisiana no tienen derecho a solicitar un cambio en las prioridades de deportación establecidas por la administración Biden, que priorizaba la deportación de inmigrantes considerados una amenaza para la seguridad nacional o involucrados en delitos graves, con casos iguales para delitos menores. segundo.
La Ley Laken Riley intentaría cambiar ese precedente al otorgar a los estados el derecho de demandar al gobierno federal por su interpretación de la política de inmigración. Además, sería posible impugnar las decisiones de los jueces de inmigración respecto a la liberación de detenidos, que actualmente es responsabilidad exclusiva del Departamento de Justicia.
«Los estados han intentado muchas veces obligar a la administración Biden a cumplir con sus responsabilidades de hacer cumplir la ley, pero fue en vano», añadió Vaughan, destacando la necesidad de mecanismos legales más eficaces para los estados.
Críticas y preocupación internacional
La posibilidad de que los Estados bloqueen la emisión de visas a ciudadanos de ciertos países está generando preocupación en algunos sectores sobre el potencial impacto político y económico.
«Permitir que un juez de distrito o un fiscal general bloquee las visas podría conducir a una crisis diplomática con graves consecuencias para la economía estadounidense y la inmigración en general», advirtió Reichlin-Melnick.
El senador demócrata Chris Murphy también expresó su oposición a la disposición, diciendo que podría convertir el sistema de inmigración en un campo de batalla judicial en los tribunales locales.
«No creo que queramos un sistema de inmigración que esté constantemente litigado en los tribunales de distrito de todo el país», dijo Murphy en una entrevista de prensa reciente.
Defensores y oponentes
Mientras muchos demócratas y grupos proinmigrantes critican el proyecto de ley por considerarlo redundante y potencialmente dañino, los partidarios republicanos lo ven como una medida necesaria para contrarrestar la falta de acción del gobierno federal en materia de control de la inmigración.
«Las disposiciones relativas a los fiscales generales son la esencia de esta ley. Si eliminamos esa parte, el proyecto perdería el 90% de su impacto», afirmó Chip Roy, uno de los principales patrocinadores de la Ley Laken Riley.
Los defensores también dicen que las políticas actuales no han utilizado todo el arsenal de herramientas legales disponibles para combatir los delitos cometidos por inmigrantes. La ley de Laken Riley cerraría esas lagunas y garantizaría una aplicación más estricta, afirman.
El futuro del proyecto de ley no está claro
A pesar de la aprobación en la Cámara de Representantes, el proyecto de ley enfrenta un camino difícil en el Senado, donde los republicanos necesitarán el apoyo de al menos siete demócratas para obtener la aprobación final.
Si se convierte en ley, es probable que algunas de sus disposiciones enfrenten desafíos legales en los tribunales federales, particularmente aquellas relacionadas con la detención obligatoria de inmigrantes y la emisión de visas. Sin embargo, la ley de Laken Riley ya ha conseguido reactivar el debate sobre la inmigración en Estados Unidos, marcando una nueva etapa en la búsqueda de políticas más estrictas y fortaleciendo el papel de los estados en este ámbito.
Mientras tanto, el debate sobre la legislación resalta la tensión entre las prioridades de seguridad y justicia y los valores de un sistema de inmigración que históricamente ha sido visto como un pilar de la identidad nacional de Estados Unidos.