Elena García Grimau: “El dopaje es inmoral e ilegal, y va contra la integridad del deporte” | Deportes

Elena García Grimau: “El dopaje es inmoral e ilegal, y va contra la integridad del deporte” | Deportes

“¿Por qué el deportista se dopa?”, es la pregunta del millón en el deporte y el título de la tesis doctoral (sobresaliente cum laude en la Universidad Autónoma de Madrid) de Elena García Grimau, una madrileña de 37 años a quien el dopaje, o, más bien, la rabia contra el dopaje, ha acompañado media vida, primero como atleta limpia a quien ganaban tramposas, e insultaban cuando lo denunciaba, después como estudiosa. Optimista pese a todo, García Grimau aprecia un cambio de tendencia en España a partir de 2010, cuando la Operación Galgo acabó con el mito de Marta Domínguez. La minoría que denunciaba el dopaje es ahora mayoría.

Pregunta. Eso, ¿por qué se dopan los atletas?

Respuesta. Yo reformularía la pregunta: ¿por qué hay atletas más susceptibles a caer en la trampa del dopaje para mejorar su rendimiento?

P. ¿Y la respuesta?

R. Hay una serie de factores que influyen en caer en esta decisión y los que más influyen sobre todo son el entorno del deportista, el entrenador, el representante, el equipo médico y luego, por otro lado, aspectos morales y de educación que tenga previamente el deportista.

P. ¿No lo hace por ganar más dinero, por la gloria, por la fama?

R. Tuve en cuenta en los cuestionarios un factor que se llamaba los beneficios del dopaje. Es decir, qué te aportaría el doparte. Y ahí estaba planteado el tema económico, el estatus social. Y la verdad es que ese factor no me salió influyente en comparación con el entorno y el tema educacional. Por los resultados de la tesis puedo deducir que aquí en España, en concreto, el atleta no lo hace por dinero o por fama, sino que lo hace porque a lo largo de la carrera a lo mejor tiene un momento de vulnerabilidad, y por ese contexto muy individualizado sumado a un entorno que a lo mejor no protege frente al dopaje, sino al revés, que puede estar incitando. Y la falta de educación de valores morales conlleva que sea propenso a caer en la trampa.

P. ¿Y qué lleva a un entrenador a incitar al dopaje a un atleta?

R. Tal vez sí que los entrenadores lo hagan más por una cuestión económica, fíjese. Porque aquí en España los entrenadores perciben por entrenar menos de 10.000 euros al año. Me salió también que influía su nivel educativo, sus valores morales, el clima motivacional que hay en el grupo de entrenamiento… Los entrenadores que son más propensos a lo que se dice orientar hacia el ego a sus atletas tienen actitudes más positivas hacia el dopaje…

P. ¿El dopaje es un asunto moral?

R. Doparse es inmoral e ilegal. Hay una variable presente todo el rato, tanto en entrenadores como en atletas, que es la variable de la desconexión moral del dopaje. Esto quiere decir que cuando tanto el entrenador que incita a sus atletas a doparse como el deportista que se dopa, cuando cometen este acto, lo que hacen es justificarse diciendo ‘esto como lo hace todo el mundo, pues lo hago yo también, es lo normal’ o ‘en comparación con otras cosas que hay en la sociedad no es tan malo’, ‘esto me puede ayudar a mí o a mi equipo…’, Son todos mecanismos que se utilizan mentalmente para justificarlo.

P. Se cree el ladrón que todos son de su condición…

R. Eso me resultó bastante curioso. Una de las normas sociales, que es el creer que el dopaje está presente en tu deporte, también influye. Es tener la percepción de que hay un elevado porcentaje de atletas que se dopan. Cuanto más tengas ese pensamiento, pues más propenso eres a poder caer en esta trampa.

P. ¿Y no es así? ¿No se dopan todos? Los controles son ineficaces.

R. La gran mayoría de atletas compiten limpiamente, son unos pocos los que recurren a la trampa. El problema es que estos pocos que recurren a la trampa, como son atletas de muy alto nivel y tienen un rendimiento muy bueno y el dopaje les mejora su rendimiento, son los que al final consiguen estar más arriba.

P. En la autopista, si hay una limitación de 120 y vas a 130, eres un tramposo. Si no hubiera limitación, no habría trampa. Si estuviera todo permitido, no habría dopaje, ¿no? Sería un poco la solución para acabar con todos los problemas…

R. No, evidentemente no. A ver, lo que ocurre es que en sus inicios, la lucha contra el dopaje estaba únicamente enfocada a lo que se llama la persecución y el castigo. Era simplemente eso, ir a por el deportista, sancionarle y además los únicos mensajes que se daban eran por los temas de salud. Y eso es cierto, pero en lo que estamos ahora es en que hay que ir más hacia la educación y la prevención. La lucha contra el dopaje tiene ese aspecto un poco dual, por un lado, la salud, sí, pero, por otro lado, es la integridad del deporte. Que es lo que hay que preservar, porque el deporte si no es íntegro, no tiene sentido en la sociedad.

P. ¿La lucha contra el dopaje va más allá, entonces, del dopaje?

R. Los organismos están introduciendo cada vez más unidades de integridad para combatir todas las brechas que pueda haber. Y dentro de los problemas de integridad no está solo el dopaje. Están también el amaño de partidos, las apuestas ilegales, la corrupción dentro de las propias organizaciones, todo, cualquier cosa que tenga que ver con la integridad deportiva. También los abusos sexuales. Al final el dopaje es algo más. Son las reglas del juego. Cuando tú haces un deporte de competición hay unas reglas del juego y dentro de esas reglas está también la de competir limpiamente.

P. ¿Es optimista? ¿Se puede acabar con el dopaje?

R. Yo estoy con la opinión de Álvaro Martín, el marchador campeón del mundo, de que el dopaje es algo que no se puede erradicar al cien por cien, pero sí que puedes no solo minimizarlo, sino también centrar la lucha en, y este es un poco lo enfocado en mi tesis doctoral, en mejorar toda la prevención y la educación desde edades tempranas, que es lo importante. Y todo eso va a ayudar a que dentro de unos años la sociedad en general tenga otra visión y haya menos dopaje.

P. Usted, desde que era atleta de elite, se ha distinguido por una posición muy clara contra el dopaje. ¿De dónde viene esa rabia, esa necesidad de especializarse en lucha contra el dopaje? ¿Quizás de lo mal que le sentaba que le ganaran tramposas?

R. La vocación de combatir todo esto viene de que obviamente me ha tocado de lleno. He vivido una época muy mala en concreto en el atletismo y encima en España la lucha contra el dopaje se inició muy tarde. La primera ley se creó en el año 2006 y la agencia antidopaje en el 2008, si no recuerdo mal. Antes de todo eso el dopaje estaba en una situación alegal. Ni se castigaba ni se perseguía. Y los que siempre hemos corrido limpiamente éramos conscientes de que había dopaje y de que la gente nos ganaba. Y entonces teníamos que hacer algo. Y la única manera fue alzar la voz. En su día nos costó mucho porque tampoco nadie nos escuchaba.

P. Les dirían eso de menos llorar y más ganar…

R. Sí, sí, sí. Yo he recibido comentarios del tipo, bueno, a ti lo que te molesta es que te gano y cosas así. Y respuestas desagradables gratuitamente. Pero, mira, al final ha cambiado mucho en estos 10 años, no sé, 15. Pero aún hay mucho que hacer. Yo siempre pienso en los deportistas ahora jóvenes. No me gustaría que un deportista joven tenga que vivir lo que vivía yo, ver cómo tramposos te roban las medallas. Y encima tú alzas la voz y recibes palos. Y al final el atletismo o el deporte en general tiene que ser un sitio feliz, seguro, saludable, donde puedas tú por ti mismo mejorar tu rendimiento. Claro. Y todos tenemos un límite, un límite natural. El superarse uno mismo creo que es el mejor resultado que puedes tener.

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By Wilton Centeno Almaraz

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