Con permiso de la legendaria Billie Jean King, maestra de ceremonias de este US Open en el que se celebra el 50º aniversario de la igualdad salarial que ella logró a base de pelea, todos los ojos observan en Nueva York el trazado de Gauff. “Gane o pierda, el torneo de este año pertenece a Coco”, titula The New York Times, atento el medio a los pasos de aquella niña que en 2019 impresionó con 15 años en Wimbledon, rompiendo ronda a ronda varios récords de precocidad. Hoy, la estadounidense (19) ya no es una promesa ni una insinuación pasajera, sino toda una realidad. Sexta en el ranking mundial, ya ejerce como una de las líderes del circuito y al poso y los títulos que va ganando –cinco individuales, el último de ellos logrado en Cincinnati– le añade un carisma del que carecen otras figuras.
“Quiero ser una persona con la que la gente se pueda identificar. Si gano cosas importantes tendré la oportunidad de tener algún impacto; quizá no en todo el mundo, pero sí en algunas personas. Y eso es suficiente”, expresaba el curso pasado en una entrevista concedida a EL PAÍS en la que repasaba sus orígenes, realzaba su compromiso feminista –”lo soy gracias a mi padre, nos crio sin roles de género”– y contaba que, de alguna forma, toda su carrera está envuelta por una pátina excepcional. Explotó siendo una adolescente, para entonces ya arrastraba varios patrocinadores y el suizo Roger Federer, hombre de buen ojo para el tenis y también para los negocios, le echó el lazo por medio de su agencia de representación (Team8).
“En 2020, cuando más candente estaba el movimiento Black Lives Matter, di una especie de charla en mi casa y pensaba que no saldría de allí, y de repente veo que sale en la CNN, la ESPN y en todas partes…”, relataba en ese encuentro en la Caja Mágica, muy consciente ya del alcance mediático que tiene en un país que busca desesperadamente nuevas referencias tenísticas. Por ahí asoma Ben Shelton, citado con Novak Djokovic en las semifinales, y un año más joven pero con mayor empaque, Gauff encara con determinación la hora de la verdad en el torneo. La grada apunta hacia ella, quien para bien o para mal, las dos cosas seguramente, debe lidiar desde su despegue con la infinita y legendaria sombra de Serena Williams.
Presente ya en la penúltima ronda del major, la estadounidense es la jugadora local más joven que progresa hasta esa cota desde que lo hiciera Serena en 2001, ya una eternidad. “Trato de pensar que todavía estoy al inicio del torneo, y así estoy emocionalmente más fresca”, dice ante los periodistas. “Para ganar hay que estar muy concentrada, pero a la vez hay que disfrutar. Tal vez ese sea el cambio: ahora me divierto más y tengo más confianza en mí misma. En la primera reunión que tuve con Brad [Gilbert, su entrenador junto con el español Pere Riba], me dijo que tenía que sonreír más. La presión siempre está ahí, pero creo que estoy aprendiendo a afrontarla cada vez mejor”, prosigue la norteamericana, que tras la prematura caída en Wimbledon (primera ronda) movió ficha para reaccionar. Y, de las crisis, se dice, suelen extraerse las mejores soluciones.
Crisis y Brad Gilbert
Ella descolgó el teléfono y se reunió durante una hora con Gilbert en Londres, reputado asesor técnico de figuras como Andre Agassi, Andy Roddick o Andy Murray. El preparador aceptó, nació el nexo y los resultados fueron inmediatos: éxitos en Washington y Cincinnati, este último –WTA 1000, la segunda categoría más importante tras los cuatro grandes– el más relevante que ha obtenido hasta ahora. “Agosto ha sido un gran mes para mí, pero sé cómo funciona esto; ahora estoy arriba, pero en cualquier momento llegará la bajada. Confío en que no sea ahora… Antes las derrotas me afectaban demasiado, pero ahora sé que todas perdemos, incluso las mejores lo hacían”, transmite antes de piropear a su nuevo preparador.
“BG [Gilbert] ha entrenado a algunos de los mejores de la historia. Es muy relajado, me ayuda a ver el tenis de otra forma. Pero quizá no sea tanto el mensaje como la forma en que te lo transmite. Me ayuda a divertirme y a aceptar las dificultades”, continúa Gauff, que en dirección a la cita de este jueves con la checa Karolina Muchova, finalista este año en Roland Garros, se deshizo de Laura Siegemund, Mirra Andreeva, Elise Mertens, Caroline Wozniacki y Jelena Ostapenko, a la que solo concedió dos juegos en los cuartos.
Todavía por hacerse, su propuesta en la pista no es especialmente seductora. Sin embargo, es una de las tenistas más rocosas –cercana al 1,80 de estatura, musculatura larga y fibrosa– y posee un físico extraordinario, a la altura de las más fuertes. Sin duda, no tiene nada que envidiar a atletas como la griega Maria Sakkari o la francesa Caroline Garcia. “Mi tenis va mejorando y, en ese sentido, siento que soy una de las mejores”, aprecia; “admiro mucho a Novak [Djokovic] y Carlos [Alcaraz]. Están a otro nivel en cuanto a físico y a movimientos de pies, y eso es algo en lo que estoy tratando de incidir. Creo que estoy a un nivel atlético similar al de ellos, aunque a mi escala, obviamente”.
Periodo de “reconstrucción”
El propio Djokovic le elogia. “Está creciendo. Aún es joven, pero con Brad a su lado, les están saliendo bien las cosas. Tiene muchas esperanzas en este US Open, y así debe ser”, señala el de Belgrado. El técnico, por su parte, sabe que tiene entre manos otro diamante con el que reforzar su halo de gurú. “Ha estado sometida a mucha presión para ganar un Grand Slam, pero nosotros solo pensamos en las pequeñas cosas; los detalles son lo más importante. Es la que mejor se mueve de todo el circuito”, precisaba en una entrevista concedida a la ESPN el prestigioso Gilbert, de 62 años y que también comenta partidos.
La irrupción de Gauff en Wimbledon atrajo todas las miradas y desde ahí se le sigue con lupa. Los especialistas entienden que su aterrizaje en la cima es una mera cuestión de tiempo, aunque Aryna Sabalenka se ha postulado con fuerza –el lunes ascenderá a lo más alto– y la polaca Iga Swiatek promete volver a la carga, sin descartar la alternativa de la kazaja Elena Rybakina. En todo caso, ella transita con pies de plomo por el presente. “Siento que estoy en un periodo de reconstrucción. Estoy intentando dar un paso más en mi juego. Por decirlo de alguna forma, se trata de construir otra vez la casa; tengo el terreno, y ahora quiero que sea lo más extravagante, grande y bonita posible”, zanja con decisión Coco.
Entretanto, la grada confía en que otra estadounidense pueda inscribir su nombre en el historial. La última en conseguirlo fue Sloane Stephens, diluida desde aquel fogonazo de 2017, y previamente fue Serena (2014) la que hizo cumbre en casa. En las dos últimas décadas, solo ellas dos triunfaron. Ahora, dicen los medios locales, es el turno de Gauff.
SABALENKA: CINCO SEMIFINALES SEGUIDAS
A. C. | Nueva York
A excepción de la polaca Iga Swiatek, ya apeada, no hay jugadora que ofrezca mayor fiabilidad que Aryna Sabalenka en el circuito de la WTA. La bielorrusa, de 25 años, venció este miércoles a la china Qinwen Zheng por 6-1 y 6-4, y accedió así a las semifinales del grande neoyorquino. Lo hace por tercera vez consecutiva, la quinta en un gran escenario.
Sabalenka, que el próximo lunes se coronará como nueva número uno, se enfrentará esta madrugada (hacia las 3.00) a la estadounidense Madison Keys, superior a la checa Marketa Vondrousova: 6-1 y 6-4. En el otro cruce del día, Gauff y Muchova abrirán fuego (1.00).
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