La mujer grita al pie de la fosa: “¡Es él, es él, mi hijo, Nabil, Nabil… lo juro! Es Nabil. ¡Es su chaqueta, es su chaqueta!”. El de Nabil es uno de los cerca de 400 cadáveres recuperados en la última semana de tres fosas comunes en el complejo del hospital Al Nasser de Jan Yunis, en el sur de Gaza, según los servicios de emergencia. Fueron descubiertas tras retirarse las tropas israelíes del recinto, que habían ocupado en diciembre. “Mi alma, mi corazón. Te lo dije, hasta sus huesos podría reconocer”, añade la madre entre la desesperación y la incredulidad, acompañada por su hija, tras bajarse la mascarilla de la boca. Las dos se encuentran en medio de un corrillo de personas sobre la tierra removida, según muestra un vídeo de la escena grabado por los servicios de emergencia y facilitados a este periódico por uno de los responsables del cuerpo de Defensa Civil en Gaza. Las dos mujeres acaban de identificar el cuerpo medio desfigurado que asoma del sudario blanco de plástico.
Hasta el momento, menos de la mitad de los cuerpos han sido identificados y los servicios de emergencia palestinos calculan que quedan unos 300 cadáveres más por exhumar. Las autoridades locales, en manos de Hamás, consideran que se trata de “crímenes contra la humanidad” y Naciones Unidas, que otorga credibilidad a las denuncias, ha pedido una investigación.
Para buscar los objetos personales de Nabil, un joven con guantes azules de goma le abre la chaqueta negra que lleva sobre una sudadera clara con cordones rojos en la capucha, según se ve en la grabación. Pero su madre y su hermana no tienen duda: es él. La joven se echa al suelo, se coloca a corta distancia del difunto con las manos abiertas y le habla. “Traed algo del mejor perfume que haya”, comenta la madre con la intención de preparar el cuerpo para enterrarlo ya identificado.
Algunos de los cuerpos, entre los que hay ciudadanos de ambos sexos y de todas las edades, presentan “indicios” de haber sufrido una ejecución con disparos a la cabeza, o torturas, algunos están maniatados, según el informe escrito del doctor Momahed al Mughair, uno de los responsables del cuerpo de Defensa Civil y director del comité de documentación nombrado para dar cuenta de las exhumaciones. Expresa también sospechas de que alguna víctima pudo ser enterrada viva porque no estaba envuelto en el sudario que marcan los protocolos de funeral musulmanes. Además, han hallado víctimas con la misma ropa blanca con la que los militares israelíes vestían a los detenidos en el hospital Al Nasser, añade Al Mughair. Con esta información califican lo ocurrido de “crímenes contra la humanidad” y piden una investigación a nivel internacional.
Entre los cadáveres identificados se encuentra también el del joven Jamal Abú al Ola, que fue enviado varias veces el 13 de febrero, maniatado por los soldados israelíes que cercaban el centro, al interior del hospital Al Nasser para pedir a los que se encontraban dentro que evacuaran las instalaciones. Vestía la ropa blanca con la que los militares israelíes visten a los detenidos. Se le distingue en un vídeo que fue ampliamente compartido en redes sociales en el momento en el que difunde esas órdenes, y que fue verificado por medios como la cadena BBC. Poco después, Al Ola murió tiroteado, denunciaron las autoridades de la Franja, apoyando la denuncia con imágenes del cuerpo y testimonios recogidos por la cena británica que consideraron el suceso “una ejecución”.
Este viernes, por octavo día, continúan las labores de recuperación de víctimas. Algunas aparecen amontonadas unas sobre otras y hasta a tres metros de profundidad. Hasta el momento se han identificado 165 cadáveres, como el de Nabil, que corresponden a un 42% de los 392, según el balance de los servicios de emergencia. Estos calculan que podrían quedar unos 300 más por exhumar.
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Algunos de los cuerpos, explica Momahed Al Mughair, no están envueltos en los sudarios blancos que se usan en Gaza, sino en otros de color negro o azul. Supuestamente, fueron desenterrados y movidos más de una vez para ser analizados por las autoridades de ocupación israelíes antes de volver a ser depositados bajo tierra, añade. Algunos presentan costuras y suturas que no corresponden a las que realizan los servicios sanitarios en la Franja y, en algunos casos, faltan órganos, denuncia este médico. El ejército de Israel admite haber desenterrado algunos cuerpos para comprobar si se trataba de los restos de los rehenes de Hamás que siguen en el enclave palestino, pero niegan el resto de acusaciones.
Desde que las Fuerzas Armadas israelíes invadieron Gaza a finales de octubre, los servicios de emergencia calculan que han recibido unas 100.000 llamadas para atender a víctimas o recoger cadáveres. La situación ha sido especialmente dramática en el área de Jan Yunis, que ha permanecido unos cuatro meses ocupada por las tropas. La mayoría de esas llamadas no pueden ser atendidas por la prohibición de acceder a la zona de los militares o por los ataques y bombardeos, por lo que a menudo lo que encontraban al llegar eran “cuerpos en descomposición o esqueletos”, denuncia el cuerpo de Defensa Civil. Además de los más de 34.000 muertos oficialmente contabilizados por las autoridades gazatíes, calculan que hay no menos de 7.000 víctimas pendientes de localizar o recuperar todavía. Muchas de ellas siguen bajo los escombros.
La ONU pide investigar
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instó el pasado martes a que se abra una investigación en torno a esas fosas. La Defensa Civil de la Franja exige, además, que Israel permita el acceso a Gaza a organizaciones humanitarias y medios de comunicación para que puedan ser testigos. Israel afirmó el miércoles a través de un portavoz castrense que esas fosas se cavaron hace meses y cree que se trata de un caso “categóricamente falso” que forma parte de una “campaña de desinformación destinada a deslegitimar a Israel”.
Los cuerpos de las fosas pertenecen a víctimas derivadas de la ofensiva del ejército israelí, pero no está claro cuántas o cuáles fueron enterradas por los militares. La tradición musulmana dicta dar sepultura en las primeras 24 horas tras el fallecimiento y en hospitales asediados como los de Gaza, con frecuencia los sanitarios o los familiares llevan a cabo los enterramientos donde pueden y como pueden. De hecho, dos de las tres fosas del Al Nasser se encuentran junto a la morgue.
“Algunos de ellos tenían las manos atadas, lo que por supuesto indica graves violaciones de los derechos humanos y de la legislación internacional humanitaria, por eso el caso debe ser sometido a más investigaciones”, señaló Ravina Shamdasani, portavoz de Volker Türk, el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el martes en Nueva York. Hasta el momento, el Tribunal Penal Internacional de La Haya no se ha pronunciado al respecto, pese a que mantiene una investigación en curso sobre las atrocidades cometidas durante la guerra por ambas partes.
En los dos principales hospitales de Gaza, Al Nasser, en el sur, y Al Shifa, en el norte, han sido hallados enterramientos masivos de civiles palestinos una vez que las tropas de ocupación israelíes se retiraron de las instalaciones. “Esto requeriría simplemente de la cooperación de ambas partes, pero Israel no quiere permitir este tipo de investigaciones independientes”, afirma en declaraciones a la cadena Al Jazeera Kenneth Roth, exdirector de Human Rights Watch (HRW) y profesor en la Universidad de Princeton (Estados Unidos).
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