Todavía no está claro si se trata de un golpe de efecto acertado o de un tiro en el pie. El ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, ha provocado una crisis de complicadas consecuencias al romper de modo unilateral la coalición de Gobierno que mantenía el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) con el Partido Verde desde las elecciones autonómicas de 2021. Los nacionalistas, liderados entonces por Nicola Sturgeon, se quedaron a dos diputados de la mayoría absoluta, pero decidieron construir un pacto más sólido con los verdes —partidarios también de la independencia— para lanzar un nuevo proyecto soberanista.
Yousaf sustituyó a Sturgeon en marzo de 2023, después de que un escándalo de las finanzas del partido derivara en una investigación policial en la que se vieron implicados la propia dirigente política y su esposo, Peter Murrell. Su elección dividió profundamente al SNP, y el ala más conservadora, liderada por Kate Forbes, nunca estuvo de acuerdo con los compromisos cerrados con los verdes, o la defensa del Gobierno de la llamada Ley de Autodeterminación de Género.
Yousaf, consciente de que, por primera vez, el Partido Laborista puede recuperar su histórico liderazgo en Escocia —que le arrebató el SNP a partir del referéndum de independencia de 2014, aunque la propuesta de segregación fuera derrotada―, ha decidido endurecer sus políticas. Ha renunciado al compromiso pactado con los verdes de reducir en un 75% las emisiones de dióxido de carbono para 2030, y ha seguido la decisión del Gobierno central de Rishi Sunak de prohibir el tratamiento con bloqueadores de la pubertad a los menores de 18 años.
Una crisis por sorpresa
A primera hora de este jueves, después de reunir a su Gobierno, Yousaf anunciaba la ruptura del llamado Pacto de Bute House cerrado con los verdes y expulsaba del Ejecutivo a los dos miembros de este partido que ocupaban puestos ministeriales, Patrick Harvie y Lorna Slater.
El Partido Conservador de Escocia, consciente de la debilidad de Yousaf, anunciaba la presentación de una moción de censura contra el ministro principal, que se debatirá la semana que viene. La bomba venía poco después, cuando el Partido Verde, después de reunir de urgencia a su dirección a primera hora de la tarde de este jueves, anunciaba que sus siete diputados respaldarían la moción. De este modo, si se suma el Partido Laborista ―sus líderes ya han dado a entender que lo harán―, las posibilidades de que la votación salga adelante son muy altas.
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Si a la moción se suma el diputado del Partido Alba, creado en su día por el exlíder nacionalista del SNP Alex Salmond, saldrá adelante. Aunque su resultado no es vinculante, un ministro principal censurado de ese modo difícilmente podría aguantar al frente de la nave en un año electoral tan delicado como el actual.
Yousaf, de 37 años, origen paquistaní y el primer político musulmán en dirigir los destinos de Escocia, asegura que puede seguir gobernando en minoría, y que se siente más fuerte después de haber disuelto una coalición que ya había entrado en crisis y provocaba una gran falta de estabilidad en el Ejecutivo. Si logra convencer a algún diputado de la oposición, podría lograr el empate en el resultado. Ash Regan, que formaba parte del SNP hasta que desertó al Partido Alba descontento con el frenazo a la causa independentista, podría ser ese apoyo clave.
Si se produce el empate, sería resuelto por el voto de calidad de la presidenta del Parlamento autónomo, la diputada verde Alison Johnstone. Pero paradójicamente, la tradición parlamentaria obliga a que ese voto de calidad sea siempre a favor del status quo, con lo que podría preservar a Yousaf en el poder. A cambio, el ministro principal consolidaría la unidad interna en el SNP, que tanto necesita en estos momentos.
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