Ricky Rubio ha vuelto a pisar el parquet. A tocar el balón. Moverlo. Tirar a canasta. El juego de muñeca, el salto en suspensión. Tras meses de reflexión y palos de golf, de volver a casa y hacer vida en familia, el niño prodigio del baloncesto español, que hoy es padre y cuenta tantas memorias como títulos, volvió a entrenarse. Es un paso más en su recuperación. “Mi mente se fue a un lugar oscuro”, confesó hace unas semanas, años después de haber puesto nombre a la depresión y al sufrimiento que padeció tras perder a su madre, Tona, enferma de cáncer. Volverlo a ver enfundado en la camiseta del Barcelona, como hizo ayer, es una buena noticia. Ni que sea solo por verle botar de nuevo el balón.
A Ricky le ha abierto las puertas del Palau el equipo en el que militó entre 2009 y 2011 y con el que fue campeón de la Euroliga, ACB y Copa del Rey, en dos ocasiones, antes de aterrizar en la NBA, con poco más de veinte años. El base catalán, que a principios de enero comunicó que dejaba la liga estadounidense tras 12 temporadas en la élite para cuidar de su salud mental, alcanzó esta semana un acuerdo con el club azulgrana para entrenarse con el equipo.
Habrá que ver si vuelve, también, a competir. Pero de eso todavía no se habla de puertas para afuera. Así lo hizo notar el entrenador del Barcelona, Roger Grimau, que se deshizo en elogios hacia Rubio, con el que coincidió vestido de azulgrana en su época de jugador: “Ver a Ricky en una pista es una buena noticia, pero única y exclusivamente para su proceso de recuperación”. El técnico intentó relajar las expectativas que existen en relación a un posible regreso de Rubio al equipo. “Estoy feliz como persona y también tenemos que estar muy felices de que él haya elegido a nuestro club en su proceso de recuperación”, agregó.
Grimau también reconoció que es difícil contener la expectativa de muchos seguidores azulgrana, que ven una posibilidad real de que Rubio se integre en las filas del equipo, una negociación que está sobre la mesa. “Sé que hay mucho foco, pero dentro intentamos blindarnos y hacer nuestro trabajo. No podemos evitar la expectación, pero lo importante es vivirlo con normalidad”, declaró el entrenador. Minutos antes, él mismo había dejado entrever su deseo de que la expectativa se cumpliera, al afirmar que Rubio se encontraba “físicamente bien” y que entrenó “como si llevara mucho tiempo” en el equipo. “Tengo que darle pocas órdenes,antes de que acabe la frase, ya sabe lo que quiero decir, la rutina con Ricky es fácil porque conoce la casa”, añadió el técnico.
La persona, por delante
En la misma línea se pronunció el base Nico Laprovittola: “Sabemos que es Ricky, pero es un compañero más que se está sumando a entrenar. Aún no ha fichado, tenemos que dejar que él maneje sus tiempos, estar tranquilos y ser pacientes”, dijo. “Todos le queremos y admiramos muchísimo y le tenemos que apoyar, porque la persona va por encima del jugador”, agregó Laprovittola.
Rubio completó con normalidad una jornada entera de entrenamiento, que incluyó pasar por el gimnasio, asistir a una sesión de vídeo y formar parte de la práctica en pista. En su regreso, el jugador catalán se encontró con un entorno conocido, con cuatro compañeros de la selección española en el vestuario (Willy Hernangómez, Darío Brizuela, Joel Parra y Álex Abrines), el propio Grimau y también su asistente, Víctor Sada, así como el director deportivo, Juan Carlos Navarro, clave para que Ricky volviera a vestir de azulgrana.
El anuncio del regreso generó una ola de reacciones. El entrenador del Real Madrid, Chus Mateo, definió al base como “una persona extraordinaria, que merece todo lo bueno”. Y el club de formación de Ricky, el Joventut, le dedicó un mensaje en su cuenta de X, alegrándose mucho de la noticia.
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